20090624

una ducha que no permite regular latemperatura del agua representa un efectivo mecanismo de ahorro. por lo menos cuando ya se ha asumido la incapacidad de regulación.
hasta ese momento, son muchos los litrs del preciado element que se desperdician con la sola intención de obtener la temperatura deseada.
cuando parece haberse logrado este objetivo, salta uno bajo el agua, para saltar nuevamente a seco... en el mejor de los casos, para evitar un resfriado; en el peor para evitar una escaldadura.

asumido que no es posible ducharse tranquilamente, sólo quedan las siguientes opciones:
1) ducharse con agua fría (no es lo mío)
2) ducharse a saltos

la segunda opción consiste en permanecer bajo el agua sólo durante los cortos espacios de tiempo en que la temperatura del agua es torerable. y digo bien "tolerable" porque casi nunca es agradable.

si se tiene cuidado de evitar resbalarse, este método representa una estupenda manera de comenzar el día de una forma activa y vital. además, el consumo de calorías que el permanente movimiento implica no es en absoluto desdeñable.


experimento